Clienta - Oye, ¿y esos altavoces valen para iPad?
Yo - Buenas tardes... ¿Cuales? (ni señalaba ni nada, tan solo me miraba fijamente)
Señorita - No sé.
(Silencio incómodo y la misma mirada durante largos segundos)
El tiempo pasaba y yo ya pensaba que tenía a una loca delante y que lo más prudente sería un "nothing to do here" y alejarme despacio sin darle la espalda. Entonces por fin empieza a andar ella solita a los altavoces y, como si no me hubiese preguntado nada antes, coge los más cercanos y una nueva conversación que no tenía nada que ver con la anterior comienza: - Oye, ¿y estos qué tal están?
A partir de ahí fue una consulta (un poco) más normal. Por supuesto no llegó a venta, pero eso es lo de menos. Hay algunos que ya no saben ni mantener conversaciones coherentes. Cuando pienso en años anteriores estoy seguro de que esto no era tan exagerado, igual una buena parte de los clientes decentes e inteligentes ha empezado a quedarse en casa y a comprar cómodamente desde Internet, dejando desnivelada la balanza...
No hay comentarios:
Publicar un comentario