¡Qué calor!
Me encanta, pero como soy negro al rato me tengo que quitar del sol. A veces Damián me coge después de tomar el sol y me dice que a este paso un día seré la cena.
Hace unas semanas estos dos andaban hablando de lo necesario que era comprar un aire acondicionado, que el año pasado juraron no volver a pasar otro verano igual, que tomarían medidas… da igual, se que algo miraron pero al final nada, ahí siguen asándose de calor. Lo peor es que ahora, pese a que no han comprado el aire acondicionado, van y se meten en ese otro follón. Ya les vale.
A ver cuando terminan de organizar las cosas, no paran de hacer agujeros en la pared, de mover muebles, de tirar cajas, de traer cajas. Cuando se ponen así me da miedo que sea para irse de viaje. Tengo que vigilarlos bien, como me dejen sólo varios días otra vez, van a tener mas arañazos que piel.
¡Uy! Mejor me voy. Creo que se han dado cuenta de que me he subido a la mesa. Una cosa es borrar las huellas y otra tener que reponer la comida que has robado… ser ninja es duro.
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