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sábado, 12 de noviembre de 2011

Viajando en el tiempo

Uno de los fundamentos de los viajes en el tiempo se encuentra escondido en esas mañanas cuando, al escuchar tu despertador te pones una alarma media hora más tarde y, de alguna manera que aún no hemos descifrado conseguimos acelerar el paso del tiempo. Media hora parece haber desaparecido de la existencia en el transcurso de 4 o 5 minutos.

Hoy me temo que tampoco se el "cómo", pero puedo decir que he subido un nivel. He probado con una cantidad más pequeña, 20 minutos, la nueva alarma bien puesta como comprobé más tarde, y mi sorpresa ha sido que en el momento en que dejé mi móvil en la mesilla, me di la vuelta y abracé a Mabel, la alarma empezó a sonar.


Lo he conseguido, ya no son 4 ó 5 minutos, ha sido instantáneo. Ni siquiera ese momento de perder la conciencia y volver al sueño brevemente, apenas apoyar la cabeza en la almohada sonó...

La investigación avanza, pero como no aprendamos a hacer las pruebas de campo en otro momento prefiero mantenerme en mi ignorancia. Me voy a trabajar...

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