El otro día en la tienda Osán me llamó para que le echase un vistazo a un portátil que había traído un cliente. A veces vemos portátiles viejos, “cosas” de 4 centímetros de grosor con pantalla 4:3 que esperas ver expuestos en una vitrina y no encima de tu mostrador.
La idea era restaurar el equipo, darle un lavado de cara y dejarlo como el primer día. Por lo menos no era necesario hacer copia de seguridad. Osán y yo temblábamos porque un portátil tan viejo suele ser imposible de restaurar, bien porque iba con CDs y el cliente no los tiene, bien porque las particiones ya las ha modificado el cliente, bien porque el backup está corrupto, etc.
No se que tiempo tendría el portátil, teniendo en cuenta que era un Packard Bell – NEC, con DISQUETERA DE 3.5”, deben ser muchos años, y no había discos de recuperación. Tampoco reaccionaba a ninguno de los métodos conocidos para arrancar con la partición de recuperación. Al final, revisando la documentación y el material que nos había entregado el cliente encontramos un disquete de 3.5” que parecía ser nuestra salvación.
Si, el método de restauración del equipo era ese disco magnético.
Osán se puso feliz, yo me negaba a creer que un disco de esa clase sobreviviese, aun sin usarse, a lo que bien podría ser una década. Fallé, el disco iba a las mil maravillas y con él lo solucionamos todo. Yo todavía me llevé un susto porque, según arrancaba el ordenador con el disquete, y pese a que estábamos recuperando un Windows XP, en la pantalla se podía leer “Iniciando Windows 98”…
Al final resultó ser tarea fácil.
He encontrado esta foto, bastante bastante ajustada a lo que era ese portátil, no descarto que sea este mismo modelo, pero en color claro (gris envejecido, muy envejecido).
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