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jueves, 27 de mayo de 2010

Quitamos dos ruedas de la ecuación.

Con torpeza, lentitud y seguro que con unas pintas de novato visibles a 100 metros, he atravesado la ciudad de lado a lado y vuelto sano y salvo a casa. Doy por superado el bautismo.

Supongo que doy gracias a tantos años a mis espaldas haciendo el loco con la bici, y los años que llevo tragándome kilómetros y kilómetros en ciudad, la verdad es que ha resultado bastante sencillo adaptarse. Por lo menos las sensaciones a dos ruedas me son familiares y es difícil que el conductor de al lado me la juegue sin que me de cuenta. Por otro lado la Roadwin es una moto muy cómoda, se conduce en buena posición y sin mucho esfuerzo, pero sobretodo es muy cómoda. Estoy encantado con ella.

Lo mejor, por supuesto, ha sido plantarme en Puerta Cinegia en un momento, para después quedarme como un tonto al lado de la moto, mirando la entrada de mi trabajo pensando ¿Y mis 15 minutos a pie? ¿donde están?

También he tenido que buscar aparcamiento. La he subido a la acera y había tantas motos ahí aparcadas que he tenido que moverla unos 10 metros a la derecha donde aún había un hueco.

Así da gusto, de verdad, media mañana dando vueltas por la ciudad y no he llegado a hacer 20 kilómetros. Tampoco he visto la aguja de la gasolina cantearse lo más mínimo.

A ver si me da tiempo hoy a hacerle unas fotos a Shiva, así no tengo que poner las que me encuentre por ahí en Internet. De momento no tengo nada más.

2010.05.27---Roadwin

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