- Cambio de aceite y ajuste de válvulas que aún está pendiente.
- Dar de alta el seguro de la Suzuki.
- Dar de baja el seguro de la Daelim.
- Comprar la limitación.
- Llevarla al taller a que le pongan la limitación y le hagan una revisión por si se me escapa algo para la ITV.
- Pasar (y pagar) la dichosa ITV.
- Cambio de aceite, bujía y filtros de la Daelim. Limpiarla y engrasar la cadena.
- Cambio de propietario de la Daelim.
- Cambio de propietario de la Suzuki.
...creo que ya está.
Antes de que todo eso pasase tenía ganas de ir mostrando por aquí el proceso de restauración por el que ha pasado la Suzuki. Tiene su miga, su historia y muchas otras cosas. Ya tenía de todo antes, a fin de cuentas es una moto que a día de hoy tiene 20 años a sus espaldas desde que salió del concesionario.
Para empezar dejaré el enlace al álbum y algunas fotos del estado en que me la encontré aquel día... sí, ese en que mi tío me dijo alegremente que llevaba parada en la calle casi dos años. Yo sabía el tiempo que llevaba parada, pero esperaba que hubiese estado en un garaje al menos. Me temía bastantes más problemas de los que ya me había imaginado:
El resto de fotos después del salto, y al final del todo un toque feliz al asunto, que se lo merece.
La cadena estaba completamente oxidada, la moto no podía moverse de ahí con la cadena en ese estado.
El retén izquierdo de la horquilla se había rebentado, y todo el aceite se había salido pringándolo todo.
Parte del guardabarros delantero no se donde estará. Consecuencia de alguna caída. Y aunque no se aprecie bien, la pinza de freno era toda ella un pegote de grasa y suciedad. Sumado al desgaste de las pastillas y el grosor casi inexistente e irregular del disco... la capacidad de frenado de la moto era ridícula.
Algún capullo encontró gracioso rajar el asiento... tres veces. Las palomas también dejaron su firma, y los destrozados vinilos son prueba del carácter corrosivo de sus cagadas.
Alguna otra caída, o la misma, realmente no lo sé, dejó el faro en un estado lamentable, además de roto por dentro. El velocímetro también sufrió lo suyo, aunque más tarde fue reparado.
Óxido y erosión alrededor de la llave. Un detalle que no se aprecia es cómo estaban las gomas. Por supuesto casi dos años en la calle dejo todas las gomas para tirar, pero las que soportan los relojes eran el colmo. Poco más que rozarlas y se caían a cachos (pequeñitos).
Bastante triste se podría decir. Curiosamente cuando la fui a ver me llevé una impresión bastante positiva, creo que pensaba encontrármela mucho peor y entonces me ilusioné. Había muchos detalles buenos. Una vez la arrancamos (un logro que se merece un post entero) vimos que el motor tenía muy buena pinta, apenas perdía aceite, la cadena era casi lo único oxidado, el chasis estaba bien. Los neumáticos pasarían la ITV al no estar desgastados (lo que no quita que estén cristalizados y sean un peligro)... Yo optimista como siempre, y cualquiera que en aquel momento o posteriormente intentase quitarme la idea de la cabeza y desanimarme... que mire un poco más abajo.
Tal como prometí, aunque sólo serán un par de fotos, aquí está un pequeño anticipo del final de la historia. El el momento de la foto la moto arranca sin problemas, tiene un aspecto estupendo, y aquel problema que la echó a perder e hizo que dejasen de usarla (de eso ya os hablare...) ha sido solucionado.
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