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viernes, 7 de mayo de 2010

Se acabaron las vacaciones

Estas las necesitaba. Me han venido realmente bien y parece que poco a poco se van solucionando algunas cosas, para otras no queda otra que esperar. A veces parece que no me conozco. Llevo media vida escuchando lo calmado que soy, llevando las cosas con paciencia y parsimonia, cualidades llevadas a tal extremo que la gente me las ha echado en cara a menudo, sobretodo Mabel. Ahora resulta que las esperas han sido y son mi peor enemigo, y me han llevado no al límite sino un poco más lejos, donde he llegado a olvidar cosas importantes y a comportarme como… en fin, a no comportarme como yo mismo.

Una cosa es la paciencia en una situación donde has hecho lo que tenías que hacer y esperas los resultados. Otra muy distinta es aquella paciencia necesaria en los momentos donde la pelota no está en tu mano y tienes tanto que hacer y que decir… cuando no puedes, o simplemente te han encerrado en una jaula en la que no importa lo que hagas, digas o grites, hasta nuevo aviso.

“La paciencia sin control no sirve de nada”. A mí no me ha servido, o por lo menos no es mi estilo. Siempre he visto como una virtud el enfrentarse sin dudar a los problemas, cara a cara, sin esperar y sin darles nunca la espalda. Elige un camino y lucha, vive de modo que mañana puedas mirar atrás y no te arrepientas. Si ha habido sacrificios, que hayan sido para ganar o por lo menos luchar por algo digno de ellos.

Mañana a currar, de partido y un Sábado. Venid a por mí.

Morpheo

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